sábado, 15 de noviembre de 2008

I. Transformaciones y desafíos de la Educación

MÓDULO: Transformaciones y desafíos de la educación


TEMA: Sociedad de la información
ALUMNA: María A. Pennella




Las tecnologías “son modos de hacer cosas” que constituyen sedimentaciones de la historia socio-cultural y por lo tanto, son memoria de las trasformaciones que la relación del ser humano con su medio y sus semejantes ha sufrido, memoria que se trasmite a través de las generaciones. Así, el dominio de elementos naturales como el fuego, la invención del lenguaje, la construcción de sistemas numéricos, la escritura, a la par que conformaron la cultura tal como la conocemos, dieron lugar al desarrollo como a la ampliación de las capacidades humanas.
Hace aproximadamente 40 años y asociada a la amplia difusión de innovaciones en los campos de la microelectrónica, las computadoras y las telecomunicaciones tuvo lugar el inicio de la “Revolución de la Tecnología de la Información”. Estas innovaciones se dieron a conocer con el nombre de TIC -Tecnologías de la Información y la Comunicación- y algunos postulan que constituyen la base material de la llamada “Sociedad en red”, “Sociedad del conocimiento” o “Sociedad de la Información” (Castells, 1997). Esta nominación intentó nombrar el condicionamiento que las TIC imprimieron sobre una serie de cambios en las prácticas sociales que transformaron el mundo político y económico. Dada la función social que la educación formal cumple, entendemos que es menester explorar el impacto de estos nuevos contextos sobre el escenario educativo y el rol docente.


Objetivos
En este trabajo nos proponemos realizar un breve recorrido histórico de los procesos políticos y económicos que dieron origen a la “Sociedad de la Información”.
Desarrollo
El campo de las telecomunicaciones y la informática comenzó a desarrollarse prolíferamente hacia 1970. En el aquel entonces una profunda crisis económica internacional, enmarcada en el aumento del costo de las energías no renovables, como el petróleo, dio origen no solo a cambios en la producción industrial de bienes sino también a profundas transformaciones en la estructura de los Estados que comenzaron desde entonces a perder su ser “Nacionales y de Bienestar” para desdibujarse en los procesos de Globalización y la tendencia a desentenderse, desmantelar aquellas políticas concernientes a la protección social de derechos sociales como el trabajo, la salud o la educación. Si de algo no se desentendieron los Estados en aquel momento fue de impulsar la investigación sobre los alcances de la emergencia de las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación, ya que estas comenzaban a pensarse como estrategia política que permitiría garantizar el consenso social, al proporcionar un medio para salir de la crisis político-económica. Es decir, que las TIC comenzaron a verse como una fuente legitimante para justificar nuevas estrategias de desarrollo industrial, centralizado ahora, no en la generación de productos “tangibles”, sino de productos “intangibles”, constituidos por los servicios, la valoración del conocimiento y la comunicación. Es importante tener en claro que

si bien este contexto socio-político le dio impulso a las TIC, el nacimiento y los primeros desarrollos de estas tecnologías tuvieron lugar en ambientes contraculturales de las universidades del este de los EEUU, y se aglutinaban en torno a una reivindicación central: “La computadora para el pueblo”. (Levis, 2004)
Esta tensión que marca su origen, pervive en el núcleo de estas tecnologías y nos permite entender en parte, el antagonismo que aviva entre sus críticos y sus admiradores. Se puede concebir a las TIC como herramienta de participación popular y fuente de ejercicio de poder por parte de la ciudadanía así como se las puede pensar como herramienta de homogeneización y control social, como artilugio de enriquecimiento económico para unos pocos y fuente por ende de desigualdad y discriminación social. Para marcar nuestra posición en la polémica diremos que la tensión mencionada, no es sólo atributo de la comunicación mediada por las tecnologías actuales sino también por aquellos intercambios entre personas que son mediados por las tecnologías tradicionales: la oralidad y la escritura. La palabra en todas sus manifestaciones puede ser fuente de opresión o de libertad, en ese interjuego entre el individuo y su grupo de pertenencia.
Lo cierto, es que los profundos cambios que se gestaron en el orden político (viraje de un Estado de Bienestar a un Estado Neoliberal y Neoconservador) y económico ( viraje desde la producción de bienes a la producción de servicios) impactaron en el mundo laboral (flexibilización), de la salud pública y educacional (transferencia/ descentralización).

Conclusiones
Muchas de las faltas y defectos de nuevo modelo recayeron como críticas sobre la institución escolar, argumentando que era necesario tornarla “eficiente” y agiornarla a las nuevas demandas que emergían de las necesidades de una sociedad cambiante. Así nos encontramos con sectores empresariales que afirman –muchas veces con escaso respaldo de reflexiones sistemáticas- que las TIC abrirían las puertas de una “revolución educacional” que cambiaría profundamente las formas de acceso, organización y distribución de los procesos de enseñanza y aprendizaje. La escuela debía comprar nuevas herramientas, claro, las vendidas por los empresarios mencionados. Por otra parte, los educadores no dejamos de constatar que junto a las múltiples problemáticas epocales como la violencia, la pobreza, la desazón y la desesperanza con que nuevas generaciones llegan a la escuela, también muchos niños, cada vez desde mas temprana edad, llegan a la escuela, ya en una convivencia “natural” con los artefactos generados por estas olas tecnológicas (computadoras, redes, celulares) y con sus modos y códigos de comunicación.
Ahora bien, ¿es legítimo elevar estos elementos al estatuto de recursos didácticos?, ¿su uso ayuda a conformar habilidades cognitivas específicas necesarias para habitar el complejo mundo del siglo XXI?



Bibliografía:
Castells,
Manuel (1995), La ciudad informacional: tecnologías de la información, reestructuración económica y el proceso urbano-regional, Alianza Editorial, Madrid
Castells, Manuel (1997), La era de la información: economía, sociedad y cultura. Vol 1: La sociedad red, Alianza Editorial, Madrid.
Levis, Diego (2004) “Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información: Modelo para armar” en “Signo y Pensamiento” nº 44, Bogotá

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