lunes, 17 de noviembre de 2008

II.b. Bases y Actualizaciones en Tecnología Aplicada.

Módulo II.
Puntuaciones sobre las consecuencias éticas que suponen las elecciones técnicas.
Autor: María Pennella

“-No sé qué es lo que quiere decir con eso de la ‘gloria’-observó Alicia.
Zanco Panco sonrió despectivamente.
-Pues claro que no…, y no lo sabrás hasta que te lo diga yo. Quiere decir que ‘ahí te he dado con un argumento que te ha dejado bien aplastada’ .
-Pero ‘gloria’ no significa ‘un argumento que te deja bien aplastado’-objetó Alicia.
-Cuando yo uso una palabra –insistió Zanco Panco con un tono de voz más que bien desdeñoso-, quiere decir lo que yo quiero que diga…, ni más ni menos.
-La cuestión –insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
-La cuestión –zanjó Zanco Panco- es saber quién es el que manda…, eso es todo.
Alicia se quedó demasiado desconcertada con todo esto para decir nada.”
Lewis Carroll, en Alicia a través del espejo.

En el fragmento literario escrito por Carroll podemos atisbar como el uso del lenguaje, vieja tecnología que acompaña al ser humano hace milenios, ni es neutro ni está exento de consecuencias ético-políticas. Esta es una característica compartida con otras tecnologías de aparición reciente, como los son las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics). Estas han condicionado cambios sociales, políticos, económicos, cambios que redundan en nuestra vida cotidiana, en nuestra labor docente.
El principal sustrato material en que se apoyan estos cambios es la “red de redes” –Internet- que promueve la construcción de comunicaciones mediadas y que posibilitan nuevos entramados sociales, a la par, que nuevas formas de hacer, producir y distribuir colectivamente –trabajos, conocimientos, información, diversión, esparcimiento y también, por qué no, control. Por ello se habla de las Tics como “infraestructura de la Sociedad de la Información” (Castells, 1998)
A la hora de caracterizar estas tecnologías, se torna importante realizar una especial reflexión sobre aquellas proporcionadas por la Web 2.0. Este concepto fue acuñado hacia mediados de 2004, procurando denotar un fenómeno tecno-social que se popularizó a partir de sus aplicaciones más representativas como Wikipedia, YouTube, Flickr, WordPress, Blogger, MySpace, Facebook,OhMyNews, y de la sobreoferta de cientos de herramientas intentando captar usuarios / generadores de contenidos. (Romaní & Kuklinski, 2007). Claro que estas herramientas actuales de comunicación mediada están contextuadas en una larga historia de transmisión cultural facilitada y sustentada en diversas técnicas que permitieron hacer lazos y “enredarse”, haciendo red con otros.
Algo interesante de las redes es que al organizarse, el conjunto tiene un valor agregado respecto de cada uno de los elementos que la componen. El viejo slogan “El todo es más que la suma de las partes”, tiene aquí toda su vigencia. La potencia de La Red, no se desprende de su base material y lógica –conjunto de cables y software- sino de las interacciones a las que da lugar. No solo por la posibilidad de puesta en circulación de información y conocimiento, sino porque esa circulación une personas, que al reflexionar gracias a estos intercambios, en estos espacios de interacción y recreación del diálogo, logran nuevas formas de colaborar y de trabajar en un mismo espacio virtual. Estamos frente a la emergencia de una forma particular y novedosa de “hacer cosas” con nuestros semejantes.
En este sentido, Pierre Levy diferencia entre lo que denomina las redes informáticas (infraestructura) y el ciberespacio (el dispositivo), en el que –como decíamos- se apunta a un tipo especial de relaciones entre personas.
Si bien se sostiene que las redes informáticas al favorecer una organización diversa que la jerárquica o piramidal, favorecerá la “democratización” de los vínculos de poder al promover la conformación de redes sociales más flexibles y con una gran capacidad de adaptación, cabe preguntarse por los alcances de esta utopía.
Muchas de las interacciones sociales en Internet están guiadas por el espíritu solidario que fue su cuna de origen, esta tecnología como mencionamos en el caso del lenguaje, no es neutral en su estructura.
Ciertas características, como la hipertextualidad de la web y otros elementos del ciberespacio, auspician o estimulan determinados modos de organización y obtención de información, mientras que desalientan otros.
Al analizar estos modos de organización nos encontramos con ciertos fenómenos que en los que vale la pena detenernos:
1) El “crowdsourcing”, constituye un concepto acuñado recientemente y que apunta a la posibilidad que auspicia la red de colaborar y trabajar con otros en un mismo espacio virtual. Lo más sorprendente sobre esta forma de hacer y producir con otros es que constituye una actividad que si bien es rentada en ciertas ocasiones, es utilizada en otras para que las personas “trabajen sin notarlo” o incluso, paguen por el trabajo que realizan. Ciertas empresas realizan propuestas al público desprevenido para que resuelva –gratuitamente- un problema empresarial. De esta manera el beneficio del trabajo es apropiado por la empresa y no se vierte hacia la comunidad lo producido. Piensen que estamos frente a un fenómeno bien diverso de la plusvalía propuesta por las concepciones marxista: el propietario no se queda con una parte del trabajo realizado por el obrero, en la posmodernidad, pareciera que de lo que se trata es de usufructuar todo el valor de ese trabajo producido. Y no sólo podemos recurrir a ejemplos como los desplegados por publicidades recientes en que se invita a los usuarios a escribir los guiones que venderán productos, sino también en cierta práctica que catalogaré de perversa, y que consiste en “venderle” a los padres de los alumnos lo producido por ellos en el marco de algún “proyecto didáctico grupal”, producciones informáticas que son guardadas en algún formato digital, cuando perfectamente podría ser publicada en la página institucional o enviada vía mail.
2) Estos escenarios colaborativos muestran limitaciones de las posibilidades de acceso, así como el impacto de las actitudes culturales vinculadas a la valoración otorgada a la colaboración en diversas partes del mundo. Por ejemplo la enciclopedia Wikipendia, impresionante aplicación que permite la construcción descentralizada de un gran diccionario confeccionado por diversos usuarios a lo largo del planeta –cuya rigurosidad, de mano de la falta de “autoridad científica” de los autores que intervienen, es puesta en cuestión- muestra que las entradas en alemán, holandés e italiano son mucho mayores que en español, cuando el número de hispanoparlantes es muy superior al número de alemanes, holandeses e italianos. Si bien esta aplicación ha generado una construcción asombrosa de información, sus fundamentos son puestos en duda, por el desconocimiento de la validez de los saberes e intenciones de los participantes. Esto hace que se requiera una lectura crítica de todo contenido obtenido gracias a este medio.
3) Las redes sociales mediadas por las Tics, no solo son un espacio novedoso de producción colectiva, también constituyen un espacio para que grandes corporaciones sepan más sobre los usuarios y posibles consumidores. Se habla de que ciertos “nodos/personas/usuarios” de la red, podrían ser “informantes claves” que permitan una nueva modalidad publicitaria, al dar información positiva sobre un producto o empresa en diversos lugares de la red. Así, se acuñó el concepto de “publicidad viral”.
4) A su vez, diversas aplicaciones que brinda la web 2.0 –ya mencionadas- posibilitan el trabajo en línea y el almacenamiento en espacios virtuales de lo producido. Esto genera que fragmentos de la vida privada –fotos, videos, textos, etc- se tiendan a hacer públicas, no sólo por elección de los usuarios, pero también por estar almacenadas en un espacio que no les pertenece. Por otra parte, estas aplicaciones requieren el uso de software propietario para ejecutar la aplicación. Es decir el software está instalado en un servidor al cual el usuario normal no tiene acceso. No se ofrece la posibilidad de instalar el software dentro del servidor del usuario de manera de tener un control completo de todo el proceso. El ofrecimiento del servicio (como las aplicaciones de google: docs, gmail, etc) son siempre a cambio de la entrega de una parte de la privacidad de la información. Así, al no tener acceso al programa ofrecido en la propia P.C, y dejar trazos personales en diversos formatos, en diversos espacios de almacenamiento en la web, se abre la posibilidad de una “expropiación” de esas producciones personales por parte de las empresas involucradas.
Por todo lo mencionado, se torno vital llevar adelante una reflexión crítica sobre las consecuencias éticas de las elecciones tecnológicas, particularmente si destinaremos su uso a generar escenarios educativos.
En las tensiones descriptas, que tienen lugar en el espacio virtual, se hace posible observar que la elección de una “simple” herramienta no está exenta de carga ideológica.
En consecuencia, es relevante no sólo fundamentar la elección de estas, sino también promover que nuestros alumnos se conviertan en usuarios críticos, es decir, que puedan atisbar las consecuencias inherentes al uso “libre” de software “propietario” en la red, de buscar información en la web o contribuir a construirla o de ser colaboradores ingenuos del crowdsourcing entre otras vicisitudes. Así, el espíritu comunitario –que debiera regir al mundo académico- y que fue fundamento del movimiento hacker, que reconocía en Internet una posibilidad de potenciar el esfuerzo cooperativo gracias a la construcción grupal y la libertad en la circulación de conocimiento, debe ser atentamente vigilado y cuidado ya que se pone en cuestión y en peligro, por el espíritu empresarial que no es ajeno a los flujos deseantes de la web.

Bibliografía.
CASTELLS MANUEL. (2002). “Epílogo”, en HIMANEN PEKKA: La ética del hacker y el espíritu de la era de la información. Buenos Aires: Planeta.
CASTELLS, MANUEL .(1998). La era de la información. Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura. México: Siglo XXI.
COBO ROMANÍ, CRISTÓBAL & PARDO KUKLINSKI, HUGO. (2007). “Aprendizaje colaborativo. Nuevos modelos para usos educativos” en Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Grup de Recerca d'Interaccions Digitals, Universitat de Vic. México: FLACSO.LEVY, PIERRE (2001) Cibercultura. Dolmen. Chile.
NEGROPONTE NICHOLAS. (1995) Ser Digital, Buenos Aires: Atlántida

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