jueves, 26 de febrero de 2009

VI. Gestión de las Tics en las Instituciones

Abriendo preguntas sobre la gestión organizacional de las Tics.

Gestionar es “Hacer diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera.” Cuando se trata de gestionar las TIC en una organización conservadora como la escolar nos encontramos en una escena altamente compleja en que no hay uno sino múltiples deseos y demandas intervinientes correspondientes a los intereses de todos los actores implicados en ese contexto. Por ello la elección de mandalas[i] para ilustrar este post, dado que se requiere paciencia y paz interior para llevar adelante cualquier proyecto de innovación pedagógico con inclusión de Tics.

La gestión organizacional de las Tics supone responde interrogantes como:
· ¿Qué pasa con los equipos una vez que entran en la escuela?,
· ¿Quién decide para qué van a ser utilizados?
· ¿Dónde se los ubica?
· ¿Cómo se regula el acceso de docentes, alumnos y administrativos a las máquinas?
· ¿Qué tipo de software es el más adecuado a los distintos fines?.

El sistema escolar no solo se caracteriza por su tendencia a reproducir y conservar un orden establecido, por resistirse a los cambios, sino que también crea condiciones para cuestionar ese orden, para deconstrucciones y reconstrucciones alternativas.
No hay dudas que la inclusión de las Tics en la educación formal podrá contribuir a disminuir la “brecha digital”, al intentar superar la diversidad de conocimientos de nuestros alumnos respeto de ese fragmento de realidad social que gana con el correr del tiempo cada vez más lugar y al que no tienen necesariamente acceso por igual en sus hogares. Sorprende que al recorrer bibliografía reciente sobre la integración curricular de Tics se subraye que el principal obstáculo a vencer es la “actitud”, las creencias negativas respecto de su inclusión por parte de los diversos actores intervinientes en la escena educativa, en especial los docentes. Por otra parte, tambien se observa un consenso relativo a la falta de fundamentos –aún- para afirmar sin lugar a dudas que las Tics impactan positivamente en la mejora de la calidad educativa.
A continuación nos detendremos a identificar tensiones en el debate relativo a la inclusión de las Tics en la escuela con la meta de abrir interrogantes que ayuden a seguir pensando los dilemas presentes a la hora de la gestión organizacional.
· ¿Contribuye la red a la caída de la infancia?
Ya Cervantes nos hacía entrever en las primeras líneas del Quijote de los riesgos del libro como tecnología novedosa de su época: el lector podía terminar creyendo quimeras, olvidando los lazos “reales” con sus coetáneos, sustituyéndolos por fantasías.
Así, como los libros o el lenguaje mismo, las Tics entrañan peligros, el acceso “a toda la información, sin discriminación” conlleva la posibilidad de encontrarse con material perjudicial para el desarrollo infanto-juvenil (Vargas, 2008:23), o con la posibilidad de pérdida de intimidad y de invasión a su privacidad (Burbules, 2008: 34), o con una “cacofonía insoportable” (Burbules, 2008: 39) es decir, esa saturación de datos que imposibilitan todo intento del lector/destinatario de transformarlos en información, ni que hablar en conocimiento. Si los filtros y restricciones de sitios web constituyen una “trampa” (Duro, 2008: 144) cuando se trata de utilizar Internte en la escuela cabría preguntarse qué serían pertinentes tomar frente a estos peligros consecuencias del “exceso” o bien de lo “impropio” de la información que circula en la red, en particular, cuando el sujeto de la educación es menor de edad. En el caso de los jóvenes la red ha vehiculizado una tendencia preocupante que borra los límites de lo privado y lo público, al publicar en la red actos privados.
· ¿La red promueve la inclusión o exclusión social?
Algunos sostienen que una de las oportunidades que abren las Tics es la desarrollar el “perspectivismo” (Martín, 2008:60), es decir, la posibilidad de tomar conciencia de que la opinión y la visión que el semejante tiene de los hechos es diferente de la propia, esta toma de conciencia favorece la superación del realismo, de la reificación de la realidad. Otros, como Tedesco (2008) nos recuerdan que la sociedad informatizada genera no solo conectividad o mayor capacidad de estar con otros, sino también exclusión, segmentación, fragmentación: tendemos a juntarnos con los que piensan igual que nosotros –también en la red- esto excluye la posibilidad de incluir y confrontarnos con lo altero, con lo diferente.
· ¿Las Tics reemplazarán a los docentes?.
Si bien autores como Aguerrondo (2008) sostiene que la disyuntiva Tics vs docentes, no es más que un “prejuicio”, al recorrer obras como las de Paper –un ávido defensor del impacto casi mágico del uso de las tecnologías en los procesos cognitivos de los sujetos en desarrollo- nos encontramos que su exaltación de las tecnologías en la escuela y en el hogar, va de la mano de pensar la disolución progresiva de la educación formal y su sustitución por la educación “natural” en el medio hogareño gracias al despliegue tecnológico. Por otro lado, los docentes suelen quejarse de la inclusión de las Tics en las escuelas entre otras cosas porque su uso puede implicar un medio de control y de evaluación intrusiva de su trabajo, mostrándose las p.c como un nuevo “panóptico” de control biopolítico. Por otra parte, muchas veces la inclusión de las Tics se realiza en forma impuesta sin tomar en consideración los problemas específicos del escenario educativo al que se integrarán. Más que condenar la “actitud” docente negativa o de desconfianza respecto de las nuevas tecnologías considero que es oportuno analizar en cada caso particular cuáles son las razones fundadas de esa actitud negativa.
· ¿Una escuela-shoping?.
Cabe abrir vías de reflexión respecto de “La industria de contenidos” (Brunner, 2008, 48) digitales ¿no terminará generando una construcción curricular más basada en el mercantilismo editorial que en una innovación pedagógica verdadera?
· ¿Tiene por objeto la Pedagogía resolver problemas Políticos?. Por momentos pareciera que se reflotan viejos modelos –como el del “aprendizaje colaborativo” que tiene décadas o el aprendizaje centrado en el alumno que tiene ya más de 100 años -postulado entre otros por J. Dewey, con su consecuente ruptura con las clases dividida por edades y con una currícula centrada en la transmisión de contenidos- para tratar de “arreglar” un desbarajuste ocasionado no por la ausencia de Tics o de modernización sino por decisiones políticas globales que perjudicaron profundamente los Sistemas Educativos Nacionales. Pensemos que el proyecto Telar (Perez, 2001) se inaugura en paralelo con la “descentralización” y transferencia de las escuelas nacionales a los ámbitos jurisdiccionales en el marco de la reforma educativa de 1992/3 en nuestro país. El Estado en aquella época proponía “desentenderse” del costo social que el derecho a la educación de sus ciudadanos implicaba, como una más de las estrategias dirigidas a desmantelar un otrora “Estado bienestar”, siempre lábil en estas geografías. Se dice que las Tics representan oportunidades para lograr : 1) una mayor autonomía en los procesos de aprendizaje del alumno, 2) promover “aprender a aprender” o “autoaprendizajes” logrados por la “colaboración” con pares o la “guía” del tutor, 3) la mayor inclusión y protagonismo de la familia como “educadora” (Dedé, 2000), etc. Pareciera por momentos, que estos discursos son la contrapartida de la soledad experimentada por el ciudadano frente a un Estado en retirada. Un ciudadano que busca soluciones individuales –formación continua, por ejemplo, como respuesta a la salvaje flexibilización laboral…- para un statu quo generado por variables políticas que lo exceden.
Si bien es alentador leer las experiencias “pioneras” de integración de Tics como oportunidad para lograr mejores aprendizajes, vencer el aislamiento de ciertas comunidades, seguir apostando a la esperanza de que nuestros jóvenes tengan la posibilidad de incluirse en los cambiantes escenarios laborales de hoy, etc. También alarma el “voluntarismo”, la suma de trabajo ad-honorem requerido por los “líderes”, el trabajo de hormiga para buscar financiamientos comunitarios múltiples…

Lic. María Pennella.

Referencias, recursos:
Buckinghan (2008) Más allá de la tecnología. Buenos Aires: Paidós.
Duro & Aguerrondo (2008) “Palabras de cierre” ; Tedesco (2008) “Las Tic en la agenda de la política educativa”;Burbules (2008) “Riesgos y promesas de las Tic en la educación”; Brunner (2008) ¿Una sociedad movilizada hacia las Tics?”; Martin (2008) “el impacto de las Tic en el aprendizaje” en "Las TIC: del aula a la agenda política" Co-publicación con UNICEF. 2008
Dede, Chris (comp.) (2000) Aprendiendo con tecnología. Buenos Aires. Paidós
Pérez, Paula y otros (2001): Aprendiendo de los pioneros. Una investigación de las mejores prácticas de la red Telar. En Marcelo Bonilla y Gilles Cliche editores (2001): Internet y Sociedad en América Latina y el Caribe, FLACSO Ecuador - IDRC, Quito, 2001.

[i] mándala o mandala. (Del sánscr. máṇḍala, disco, círculo). m. En el hinduismo y en el budismo, dibujo complejo, generalmente circular, que representa las fuerzas que regulan el universo y que sirve como apoyo de la meditación.


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